Los 36 minutos de guerra terminaron, el segundo combate de los Titanes llegó a su fin y Oleksandr Usik se arrodilló para dar gracias a Dios y a su padre, que le observaba desde el cielo, por el nuevo combate en su tarjeta. En medio de la oración, Tyson Fury se acercó al ucraniano y le besó en la cabeza. Un gesto de respeto entre ambos dioses de los pesos pesados. «Es mi mejor amigo», bromeó el de Simferopol en la rueda de prensa posterior al combate, para después admitir que el británico le hace más fuerte y que es un “gran boxeador”.
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Fury abandonó el ring tras escuchar el fallo unánime y brutal de los jueces. Quizá también un poco polémica. Una triple puntuación de 116-112 a favor del ucraniano, a la que se sumó un cuarto y nuevo juez, un ordenador que analizó el combate mediante inteligencia artificial y dictaminó que la victoria de Usik era aún mejor, 118-112. «Al diablo con los ordenadores, dejad que la gente se ponga a ello, más trabajo para ellos y menos para las máquinas», dijo el británico en la rueda de prensa, sumando una segunda derrota a su palmarés (34-2-1).
